Nacida en España de madre norteamericana y padre español, y criada en Pennsylvania y en España, Lorraine C. Ladish es toda una fanática de las redes sociales. Fundadora de la revista online VivaFifty!, parte de Viva Fifty Media, Lorraine es también activa en Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat, Vine y Periscope. Sus logros también incluyen ser la autora de 17 libros, escritora y oradora bilingüe. Durante dos años fue editora principal de la revista Mamiverse.com y ha contribuido con revistas cotizadas como People en Español, BabyCenter, Redbook, NBC Latino, y HuffPost, entre otras. Además de su vida empresarial, Lorraine es esposa y madre de tres niños. Aquí comparte con nosotros sus prioridades como madre y esposa y la importancia de inculcar el orgullo bicultural en el hogar.
¿Que edad tienen tus hijos?
Ahora mi hija mayor tiene 14 años, y la pequeña, 11. Además tengo un hijastro de 12 años. Llevamos 6 años como una familia mezclada y la verdad no puedo estar más contenta.
¿Por qué es importante para ti criar a tus hijos bilingües y biculturales?
Es importantísimo para mí, porque el ser bilingüe y bicultural me ha abierto muchísimas puertas desde muy joven. Pero yo tuve una ventaja que mis hijas no tienen, y es que pude asistir a una escuela bilingüe. Mi padre renunció a muchos lujos para poder pagar nuestra educación. A mí me está costando mucho tener la disciplina necesaria –ya que no cuento con el sistema educativo en la zona donde vivo en Florida– como para enseñarles ambos idiomas por igual. Admito que en ese sentido me siento fracasada. Aún no es demasiado tarde, pero me resulta difícil, porque tengo muchas responsabilidades. Yo era de las que criticaba a las madres que no lograban enseñar a sus hijos un idioma que ellas dominaban. He aprendido a no juzgar a nadie.
¿Cómo encuentras el balance entre tu trabajo y tu familia?
Esta es la pregunta sin respuesta. No creo que logro equilibrarlo. Simplemente me vuelco en una cosa o en la otra según el día y ahí voy sobreviviendo. Hay días en que apenas logro hacer caso a la familia. Incluso mis hijas me dicen que estoy físicamente pero no estoy emocionalmente (cuando tengo mucho trabajo). Y tienen toda la razón. Otros días sí puedo apagar la computadora y el teléfono y dedicarme por entero a la familia. Pero cuando trabajas desde casa y además haces algo que te gusta y que es el principal ingreso familiar, pues aprendes a manejarlo. Como si fuera un baile –dos pasos hacia delante, dos hacia un lado, quizá un giro, y procuras no tropezar. Eso sí, todas las noches cenamos juntos. Es mi esposo, quien también es escritor y además mi socio en la empresa Viva Fifty Media LLC, quien cocina cada noche.
¿Qué te ha enseñado el ser mamá?
Que no soy el ombligo del mundo. Que a pesar de que siempre saco tiempo para cuidar de mí hay muchas cosas que hago pensando en mis hijas. Por ejemplo, cuido mejor de mi propia salud para poder estar bien para ellas. Antes pago la ortodoncia de mi hija mayor que irme de vacaciones o de viaje a España para ver a mi familia. Mis prioridades han cambiado. Incluso después de divorciarme, ser madre hizo que mi separación fuera amigable (no intervinieron abogados). Lo único que quería era que mis hijas estuvieran bien y por ello fui capaz de dejar de lado enfados y resentimientos.
¿Hay alguna madre o padre latino que te inspire?
Todas y cada una de ellas y ellos. Desde fuera solo vemos lo que los demás muestran. Nunca sabemos la lucha real que cada madre o padre tiene de puertas adentro. Creo que cualquier madre o padre hispano o latino que es capaz de criar a sus hijos con el orgullo de sus raíces merece el mayor de los respetos. A quienes más admiro es a las madres o los padres que vienen a este país para trabajar y enviar dinero a su familia. Es algo bien duro tener que pasar tiempo lejos de tus hijos porque es la única opción de supervivencia. O bien al contrario, los que han de quedarse atrás y son capaces de dejar venir a sus hijos a Estados Unidos en busca de educación y posiblemente una vida mejor. Mis abuelos tuvieron que dejar venir a mi padre a los Estados Unidos cuando tenía 16 años porque la situación en España en la post-guerra era muy difícil.
¿A quién acudes cuando necesitas ayuda con los niños?
En el día a día, pido ayuda a mi esposo, que es el padrastro de mis hijas. Ahora mismo el padre de mis hijas vive a 3 horas y media en auto y no está disponible para las cosas diarias. Cuando mis hijas eran más chiquitas y vivía cerca de una buena amiga, ella me ayudaba mucho, y yo le ayudaba con su hijo. Así es cuando vives lejos de tu familia. Entran en tu vida otras personas que se convierten en sustituto de los familiares. Ahora que los niños son mayores me gusta que viajen solos a visitar a sus abuelos, tías, primas… Y bueno, pues la verdad es que están creciendo con cierta independencia. Desde lavarse su propia ropa (cosa que yo a su edad no hacía), a cocinar, hacen bastantes cosas para ayudar en la casa. Somos un equipo.
¿Qué estás leyendo en estos momentos?
“Drawing on the Right Side of the Brain”, de Betty Edwards. Y además lo estoy leyendo en papel. Crecí viendo a mi abuelo pintar, dibujar y escribir. Mi padre también es escritor. Pero el dibujo es algo que me relaja mucho, es muy distinto de mi actividad principal que es la escritura. Ahora que me gano la vida en las redes sociales y con una publicación en Internet, necesito desconectar para recargar pilas. Después de un retiro artístico de una semana en que mi esposo impartió clases de fotografía (fue fotoperiodista durante muchos años), retomé el dibujo. Me recomendaron este libro en la clase de dibujo, y me está ayudando mucho a comprender cómo el dibujo me puede ayudar a ser más observadora en la vida diaria. Y también a escribir mejor.
¿Qué consejo le das a las madres latinas que trabajan fuera de casa?
Que se lo tomen con calma, que intenten no ser tan duras consigo mismas. Yo soy la primera que algunos días creo que trabajo demasiado, y me siento culpable. Pero afortunadamente siempre he trabajado desde casa y por lo general siempre he sido mi propia jefa. Eso no solo no tiene precio sino que mis hijas están aprendiendo, solo mirándome, que es posible vivir de lo que te gusta hacer, y que no es necesario tener un trabajo de oficina si no lo quieres. Somos madres, sí, pero primero somos mujeres. Si no estamos satisfechas y plenas, perderemos la paciencia con los niños y no estamos cien por ciento presentes. Si hacemos lo que nos apasiona, pues enseñaremos a nuestros hijos que sí es posible hacer realidad nuestros sueños. Eso sí, siempre procuro sacar tiempo para tener una conversación ininterrumpida con los niños. Ya sea en el auto, en la cama antes de dormir o durante la cena. La comunicación con ellos es vital.