Tratar de hablarle a nuestros hijos en español todo el tiempo y en todo lugar, es una de las mejores estrategias de crianza bilingüe para que lo aprendan y lo practiquen, y para que lo asimilen como una forma cotidiana y normal de comunicarse. Sin embargo, las circunstancias de cada familia inmigrante o familias expatriadas son las que finalmente definen la forma y el nivel en el que los padres pueden apegarse o ceder, en algunos casos, a esta práctica.
Mientras lo que le diga a sus hijos en una tienda, un parque o cualquier lugar público no debería concernirle a ningún extraño, hay instrucciones y comentarios que pueden ser de interés para familiares y amigos no bilingües.
En el caso específico de familias biculturales y multiculturales, aplicar el sentido común y tener consideración de los sentimientos de los demás, siempre será de ayuda al momento de decidir excluir o no de las conversaciones con sus hijos a familiares y amigos que no hablan el idioma.
Si bien hay quienes argumentan que nada debe importarle más que su objetivo de criar su hijo bilingüe, la realidad es que promover una comunicación fluida e inclusiva con aquellos que hacen parte de su vida, puede ser de mayor beneficio para su hijo al crecer en una sociedad multicultural.
Mantener una comunicación abierta con familiares, amigos y maestros respecto a su objetivo de criar bilingüe a su hijo, es el primer paso para hacerse la vida más fácil.
Recuerde que si su familia y amigos están al tanto de la forma en que está criando su hijo bilingüe, será más fácil para ellos también entender que usted se exprese exclusivamente en español.
Pero ¿qué pasa cuando la familia lo sabe pero no comparte su decisión?
Las relaciones interpersonales, la personalidad, el nivel de educación o las dinámicas familiares, son algunos de los factores que pueden afectar en la forma en la que algunas personas reaccionan ante la decisión de los padres de comunicarse exclusivamente en español con sus hijos.
Evite adoptar actitudes radicales que lo pongan en contra de seres queridos cercanos y trate de llegar a acuerdos que fomenten una convivencia sana y respetuosa para que sus hijos también vean su ejemplo como facilitador y puente entre las dos culturas.
La realidad es que hablar en español fuera de casa cuando se vive en un país donde el idioma mayoritario es diferente, no está necesariamente relacionado con sentimientos de orgullo o demostraciones de cortesía o respeto, sino con la adopción de actitudes basadas en prácticas de sentido común, prudencia y, cuando se trata de seres queridos, en término de inclusión y empatía.
Cómo manejar la comunicación en frente de no hispanohablantes
- Analice cada situación para determinar si una corta explicación o una traducción son necesarias en determinado momento. Tal vez su vecina no necesita entender que le pidió a su hijo ponerse un saco, pero sí que le está pidiendo que no salte con el amigo en el sofá.
- Considere la persona en cuestión. Los niños muy pequeños durante una reunión de juego, o adultos mayores durante reuniones familiares, posiblemente requieran de un poco más de consideración y de un mayor esfuerzo y flexibilidad de su parte.
- Tenga en cuenta la edad de sus hijos. No es lo mismo dirigirse en español a su hijo pequeño que a un adolescente. Mantenga siempre una comunicación abierta con su hijo adolecente bilingüe para conocer sus sentimientos, la forma en que asume su identidad como hispano hablante y para identificar si puede haber posibles motivos para que no se sienta cómodo cuando usted se dirige a él o ella en español frente a sus amigos o extraños y llegue a acuerdos, antes de imponer el uso del español.
- Sea prudente y utilice su sentido común en lugares donde ya ha identificado que hay un rechazo hacia el bilingüismo. Si ha identificado determinados comportamientos o sabe que puede ser provocativo el hecho de que se exprese en español, piense primero en la seguridad de su familia antes de querer darle a extraños con ideologías extremas una demostración de su orgullo como bilingüe. Esto no debería pasar en ningún lugar del mundo, pero la realidad es otra tristemente, y así como muchos hispanohablantes son aplaudidos por extraños por sus esfuerzos de inculcar el idioma a sus hijos, el caso contrario también se presenta y no debe tomarse a la ligera.
- Tenga en cuenta la realidad de su comunidad. Es diferente vivir en comunidades donde todos están acostumbrados a convivir con personas de diferentes culturas y escuchar diferentes idiomas, o donde hay una gran cantidad de hispanohablantes, que en aquellas donde la falta de diversidad en la población, y muchas veces la desinformación, llevan al rechazo de expresiones culturales diferentes. No sienta pena de hablar en español, pero mida siempre la forma de hacerlo y las circunstancias.
Finalmente, si por alguna razón percibe que su hijo o hija se niega a hablar en español con usted cuando está en la calle, traté de encontrar la razón antes de obligarlo o reprochar su comportamiento.
Recuerde que la consistencia en el camino de la crianza bilingüe es importante, pero la flexibilidad es clave para poder evaluar, modificar y adaptar su plan bilingüe a las necesidades específicas de su familia, en cualquier idioma y en cualquier cultura.
Bai, bai,
Maritere