Bienvenida al Café en Los Angeles. No sabes que alegría de conocerte y de formar parte de la familia de Mamás por el mundo.
En este espacio espero compartir contigo las aventuras de las madres y padres (no hay que excluirlos!) que han emigrado a la costa oeste americana y que ahora viven por acá. Realmente, aunque yo nací y crecí en Puerto Rico, que es territorio de Los Estados Unidos, me relaciono con todos aquellos expats que ahora llaman éste país su hogar.
Yo también lo dejé todo y a todos en mi islita Boriqueña cuando me mudé a California. Yo tampoco tenía ningun familiar cerca. Yo también me sentí sola, aislada, malentendida, fuera de rutina y desalantada. Yo también supe lo que es empezar de nuevo y acostumbrarme a una nueva vida. Pero como dice el refrán, al mal tiempo, buena cara! Y realmente no era mal tiempo sino diferente y era mi responsabilidad hacer de ello algo mejor.
Entonces, con café en mano te cuento que después de tantos años por éstos lares, ya me he acostumbrado a llamar a Los Angeles mi hogar. Pero en mi corazón Puerto Rico siempre lo será. Pienso que es normal que al paso del tiempo, el ajuste llega, sobretodo si tenemos hijos que han nacido en ésta tierra.
Mi amiga Maben, a la que conocí hace un par de años y que es también puertorriqueña, casada con un alemán lleva 15 años en LA. Antes vivió en Chicago por seis años y un año en Alemania. Acostumbrarse al costo de vida en la costa oeste fué difícil. “Una vez mi esposo y yo no empezamos a realizar actividades locales como el voleiból de playa y surfing, nos empezó a gustar más. Luego el acceso fácil a la naturaleza tanto el mar como las montañas nos encanta.” Eso no lo tenían en Chicago. “Acostumbrarnos a la falta de transporte público que había en Chicago y en Alemania fué también difícil. Acá necesitamos un auto para todo!”
Florence es inglesa, casada con un peruano y solo llevan año y medio en Los Angeles. Antes de eso vivieron en España por 10 años. “Lo más difícil de aceptar es la falta de vida social,” dice Florence. “España está llena de ambiente de fiesta, siempre hay un momento para tomar algo con amigos, hay bares-cafeterias en cada esquina, las playas llenas de chiringuitos, la vida nocturna increíble, mucha cultura de amigos y los niños son bienvenidos en cualquier parte. Acá es mucho más insular, cada familia con lo suyo.”Pero Florence está comprometida a conocer personas latinas/hispanas y a forjar relaciones que la ayuden a no sentirse tan aislada. “Cuando conozco a una persona de Sudamérica o de España, intento fomentar una relación y lo mismo con mis hijas si se hacen de amigas con alguna niña de familia latina.”
Si estás en la costa oeste y quieres compartir tu historia déjanos saber. Creo que todos nos beneficiamos cuando aprendemos de las experiencias de otros y cómo lograron adaptarse.