Criar hijos bilingües es un gran reto, pero qué tanto estamos dispuestos a hacer para lograr que nuestros pequeños hablen español?
La publicación de hoy es por la invitada Ana Calabrese, fundadora de Spanish Plus Me!
Lograr que nuestros hijos se expresen en español es probablemente uno de los mayores retos durante la crianza bilingüe en el extranjero. Ya sea que esté utilizando el método de “Una persona, un lenguaje” (One parent, one language OPOL, por sus siglas en inglés) o el de “Idioma minoritario en casa” (Minority Language at Home MLAH, por sus siglas en inglés), encontrará que muchas veces la frase: “lo que sea necesario”, se convertirá en su frase de cabecera.
Durante algunos años es posible que tenga todo bajo control, pero en algún momento los niños empiezan a ir a la escuela, a conocer nuevos amigos y a descubrir todas las maravillas del mundo fuera de casa. Entonces, ese chiquito que consideraba “completamente bilingüe”, empieza a contestar en el idioma que se habla en la comunidad, o incluso a rechazar el español.
Lo anterior es parte normal del proceso, pero la forma de afrontar esta etapa podría marcar la diferencia en términos de su bilingüismo y en la forma en que el niño se relaciona con el español. Asimismo, en cuanto a temas muy importantes de comunicación y habilidades sociales que empiezan a desarrollarse en la primera infancia, y sobre todo, en aspectos directamente relacionados con la conexión con los padres.
Cuando mi hijo mayor nació, las cosas eran relativamente fáciles. Mi esposo y su familia le hablaban en inglés y yo lo hacía en español. Al principio entendía y respondía a los dos idiomas muy bien, pero a medida que empezó a hablar y a asistir al prescolar, noté cómo empezaba a preferir usar el inglés más que el español, y las cosas se pusieron un poco más difíciles para mí, al ser la única dedicada a enseñarles español a mis hijos.
Recuerdo que en algún artículo leí sobre el “truco” de pretender no entender lo que decía el niño, como una forma de incentivarlo a responderme en español. También recuerdo que esta forma de hacerlo no me convenció del todo. Empecé a buscar más información y al final decidí usar técnicas diferentes que se ajustaban más a nuestro estilo de crianza y que, hasta el momento, me siguen funcionando.
Después de 8 años en esta aventura de criar hijos bilingües, y ahora que estoy dedicada a promover el bilingüismo con mis canciones, he encontrado que aún hay muchas inquietudes relacionadas con las diferentes formas de lograr que los niños respondan y hablen en español. El famoso “truco” de pretender no entender a los niños es una práctica muy común, pero también cuestionada, así que decidí investigar un poco al respecto.
Dicen que funciona
Pretender no entender a los hijos, o ignorarlos hasta que se expresen en el idioma minoritario, parece ser una de las prácticas más comunes usadas por padres criando hijos bilingües para incentivarlos o incluso, algunas veces, obligarlos a usar el idioma esperado.
“He escuchado muchas historias positivas por parte de padres de familia que han utilizado esta táctica, lo que significa que puede funcionar para algunas familias. Sin embargo, tiende a funcionar mejor con niños pequeños que aún no hablan de manera fluida ninguno de los dos idomas”, explica Chontelle Bonfiglio, fundadora del sitio web Bilingual Kidspot.
Desde comentarios en redes sociales, columnas de opinión de importantes periódicos y hasta programas de podcast, líderes de opinión, padres de familia y educadores han compartido sus experiencias positivas al usar esta táctica.
“Eventualmente lo asimilan”, dicen algunos. “Al principio puede que se resistan por un tiempo, pero luego se acostumbran”, “No se traumatizan, al final se lo agradecerán”, “Así es como mis padres lo hicieron conmigo y soy bilingüe”, son algunos de los comentarios más comunes.
Sin embargo, mientras algunos padres apoyan los resultados de esta práctica, expertos en el desarrollo de los niños y en la crianza bilingüe podrían tener una opinión diferente.
Lo que realmente hay detrás de este “truco”
La siguiente información no busca criticar o demeritar los esfuerzos de aquellos que utilizan o han utilizado esta táctica, al contrario, busca ofrecer mayor información y diferentes perspectivas para aquellos interesados en aprender más sobre esta práctica antes de utilizarla, especialmente con niños pequeños.
Desde el principio básico de las relaciones interpersonales, el hecho de pretender no entender a nuestros hijos interrumpe el proceso de comunicación entre padres e hijos. De la misma manera, cuando nos negamos a responder a las necesidades de nuestros hijos si el español no es el lenguaje utilizado, como padres, no estamos atendiendo las necesidades inmediatas que puedan tener. Ese pequeño que busca seguridad en sus padres puede sentirse ignorado y confundido.
“Un niño pequeño no necesariamente entiende el sistema o concepto de ser bilingüe. Mamá (o papá) no me escucha, es uno de los mensajes que el niño está recibiendo cuando los padres pretenden no entender lo que está diciendo”, afirma Claudia Soruco, sicóloga Infantil, máster en educación bilingüe de la primera infancia y blogger de crianza bilingüe. “Desde el primer año de vida y hasta los tres años, la prioridad es establecer relaciones sólidas. Los niños necesitan sentirse valorados y escuchados. Necesitan sentir que lo que tienen que decir es importante independientemente del idioma utilizado, lo cual es básico para su desarrollo emocional”, agrega Soruco.
“Yo no elegiría hacerlo de esta forma, pues no querría darle la impresión al niño de no ser escuchado, o peor aún, que el niño decidiera callarse en vez de expresar sus pensamientos o hacer preguntas”, explica en uno de sus artículos Rita Rosenback, fundadora del sitio web Multilingual Parenting (Crianza Multilingue) y autora del libro: Bringing Up a Bilingual Child (Criando un Hijo Bilingüe).
Adam Beck, fundador del blog Bilingual Monkeys (Monitos Bilingües) y autor de los libros: Maximize Your Child’s Bilingual Ability (Maximice las habilidades bilingües de su hijo) and I WANT TO BE BILINGUAL! (¡QUIERO SER BILINGÜE!) agrega: “Entiendo las dudas relacionadas con esta táctica, especialmente cuando el niño es muy pequeño. Sin embargo, para un niño un poco mayor, y capaz de comunicarse en el idioma minoritario, es posible hacerlo a manera de juego, no como un reproche. Cuando se hace incorporando algo de humor y diversión, esto puede ayudar a redirigir al niño para que use el idioma objetivo”.
Así como cada niño es distinto, la forma de reaccionar a este “truco” puede variar. Si bien algunos padres al final pueden tener éxito al implementarlo, no es de extrañar que para algunos niños la frustración al no sentirse entendidos pueda llevar a un incremento de los berrinches o, en algunos casos, al rechazo del lenguaje minoritario, en este caso, el español.
Si los padres identifican algún tipo de reacción negativa en sus hijos al usar esta táctica, tal vez sea buena idea explorar algunas alternativas.
“Aunque la principal meta sea criar un hijo bilingüe, los padres necesitan evaluar si se justifica poner en riesgo la relación y la conexión con su hijo, especialmente cuando hay otras estrategias que también pueden funcionar”, agrega Bonfiglio.
De acuerdo con la autora y experta en temas de crianza bilingüe, Maritere R. Bellas, “Para las familias criando hijos bilingües, encontrar el método correcto puede traer múltiples beneficios y ventajas para los hijos, así como lograr alcanzar las metas de bilingüismo que se han planteado”.
6 alternativas para hacerlo diferente
Independientemente de cuál de las siguientes alternativas decida usar, siempre tenga presente que la prioridad debe ser atender las necesidades de su hijo y dejarle saber que es escuchado.
Sea compasivo, y recuerde que al estar criando un hijo bilingüe, también está criando a una persona con la habilidad de entender las necesidades de otros, de ser flexible y adaptarse a los cambios…y que finalmente, realmente es guidado por su ejemplo.
Aquí encontrará algunas alternativas para que pueda analizar cuál o cuáles podrían funcionar mejor para su familia:
1. Repetir la pregunta en español
Esto no se trata de traducir lo que le pregunta su hijo. Se trata de responderle en un tono que busque confirmar lo que ha preguntado, o confirmarle que lo ha escuchado. Ejemplo: “¿Quieres leche, verdad?, ¿Quieres helado ahora?
Puede hacerlo de esta manera especialmente cuando su hijo hace preguntas mezclando los dos idiomas y así le estará dando el ejemplo de cómo usar el vocabulario, y no haciéndolo sentir que lo está corrigiendo.
2. Discutir y expresar de otro modo
Similar a la opción anterior, Rita Rosenback recomienda envolver al niño en una conversación acerca del tema en cuestión. Puede buscar diferentes formas de decir lo que su hijo acaba de decirle mientras usaba el idioma mayoritario. Pregúntele cosas incorporando las palabras que necesita usar para decir la frase en español. Dependiendo de la edad del niño, puede preguntarle si hay alguna palabra específica que no conoce.
3. Mantenerse en el español
Déjele saber a su hijo que lo entiende y atienda su necesidad, pero siga utilizando el español todo el tiempo independientemente del idioma que su hijo use.
4. Traducir
Si ha identificado que su hijo no sabe una palabra, ofrezca la traducción, pero no traduzca todo. Si es posible describa el significado de la palabra usando el español.
5. Solicitar que use el español
Explique a su hijo que usted lo entiende pero que prefiere que hable en español. Ejemplo: “Te estoy escuchando, pero hablemos en español”, “Claro que sí, ¿podrías decirlo en español?”, “¿Cómo decimos eso en español?” o “¿Cómo dirías eso en español?”. Tenga cuidado de que esto no se convierta en una condición para responder o atender la necesidad inmediata de su hijo, por ejemplo: “Sí, pero si lo dices primero en español”, “Sí, pero si me lo preguntas en español”, “No hasta que me lo digas en español”. De esta forma, podría convertirse en una manera de condicionar la comunicación y sería muy similar, o peor, a pretender no entender a su hijo.
Esta técnica funcionará mejor si está seguro de que su hijo tiene todas las herramientas (las palabras) para poder cambiar del idioma mayoritario al español. Si el niño no conoce las palabras, presionarlo de cualquier forma a usar el español puede resultar en frustración.
6. Diferenciar los dos idiomas
Cuando su hijo use el idioma mayoritario felicítelo, y luego explíquele cuál idioma estaba usando y cuál prefiere usted que él o ella hable. Ejemplo: “Eso está muy bien en inglés, me encantaría escuchar cómo lo puedes decir en español”. De esta manera, su hijo no sentirá que hay algo malo con el idioma que está usando, o que lo está usando de forma incorrecta, pero que realmente es capaz de usar el español.
Igualmente, esta alternativa puede ser de ayuda para las familias que usan el método de Una persona, un idioma, y que quieren evitar decir: “como lo dice papá”, “como lo dice mamá”. Así, si por alguna razón el niño ha recibido el mensaje de estar utilizando el idioma “incorrecto”, y quizás desarrollando algún tipo de sentimiento negativo hacia ese idioma, al menos de esta forma no lo estará asociando a alguno de los padres.
Finalmente, la mejor forma de ayudar a los niños para que usen el español y se puedan sentir más seguros de sí mismos al hablarlo, es dándoles la oportunidad de escucharlo más, ya sea por medio de la lectura, la música, la televisión, el uso de aplicaciones móviles y juegos, pero sobre todo, y lo más importante, hablándoles muchísimo, cantando y jugando juntos. “Los niños no son esponjas, y no asimilan un idioma como por arte de magia. Es necesario que exista suficiente exposición interactiva al idioma para que un niño lo aprenda”, explica Rita Rosenback.
Tenga presente que hablar un idioma es como cocinar, se necesitan ingredientes, y los ingredientes del lenguaje son las palabras. Es nuestro trabajo como padres proveerles la mayor cantidad de oportunidades para escuchar esas palabras, para estar en contacto con el español y así verdaderamente empoderarlos para usarlo. Al final de cuentas, en palabras de Maritere R. Bellas, “Criar un hijo bilingüe es un compromiso que demanda tiempo y determinación, es un acto de fe, que requiere de constancia y al mismo tiempo de flexibilidad”.
Autora:
Ana Calabrese es una mamá colombiana criando dos hijos bilingües y biculturales en Estados Unidos, donde además se dedica a promover el bilingüismo y el aprendizaje del español a través de la música. Es la fundadora del sitio web Spanish Plus Me y cantautora de un album de música infantil para introducir el español a los niños de forma divertida. Puede encontrar sus canciones en Amazon, iTunes, Spotify y Google Play, y descargar las letras y actividades adicionales en su página www.spanishplusme.com También la puede seguir en Instagram @anacalabrese_spm o @anacalabrese_enespanol
Para mayor información y recursos relacionados con la crianza bilingüe también puede visitar los sitios web de los expertos citados en este artículo.
Claudia Soruco, Life in a Second Language
Maritere Bellas https://maritererodriguezbellas.com/
Chontelle Bonfiglio, Bilingual Kidspot
Adam Beck, Bilingual Monkeys
Rita Rosenback, Multilingual Parenting